Como ya hemos mencionado anteriormente, las pruebas de inteligencia dicen en realidad muy poco de nuestra verdadera capacidad social y emocional, lo que se puede representar con la frase “lo inteligente es tonto”.
Se habla de que las personas no tenemos algún tipo de inteligencia en específico sino que tenemos varios tipos de inteligencia que se van desarrollando con el tiempo pero que, desafortunadamente, hay muchas personas que no descubren ni desarrollan esas capacidades, y por otro lado, en las escuelas muchas veces reprimen o ignoran estas inteligencias en lugar de explotarlas para beneficio del niño.
Un psicólogo de la facultad de ciencias de la educación de Harvard, desarrolló un proyecto denominado “Spectrum” cuya finalidad fue proporcionar una guía a padres y maestros para desarrollar adecuadamente las capacidades e inteligencias de los niños con el fin de brindarles mayor apoyo en los intereses que puedan surgir en ellos en un futuro.
Como resultado, se puede considerar que para tener un pleno desarrollo de nuestras capacidades hay que tener en cuenta cinco elementos básicos:
- Conocer nuestras propias emociones: se refiere a hacer conciencia de los sentimientos propios en el momento en que los experimentamos, ya que si no los sabemos reconocer y no tenemos un control sobre las emociones fuertes, podemos afectar decisiones importantes en nuestras vidas.
- Manejar las emociones: ya que hemos aprendido a conocer nuestras emociones es importante saber cómo, cuándo y dónde utilizarlas para así poder manejarnos mejor en varias circunstancias. Pero tampoco cayendo en la represión que es un estado en el que se bloquea de la memoria cualquier sentimiento que pueda ser perturbador para nosotros.
- La propia motivación: Consiste en saber utilizar el potencial existente para poder conseguir resultados sobresalientes y no conformarse con lo que se tiene. Esta habilidad suele convertir a las personas mas productivas y eficaces.
- Reconocer emociones en los demás: aquí podemos hablar de la empatía que es cuando somos capaces de identificar lo que otra persona siente, es decir, “ponerse en los zapatos de otro”, donde también es importante ser capaz de comprender pensamientos y sentimientos que no se hayan expresado verbalmente.
- Manejar las relaciones: Al estar en contacto con las demás personas es importante que este sea el trato adecuado, como así también de reconocer los conflictos y de saber solucionarlos, esta parte no es útil porque menciona las consideraciones que no debe olvidar un gerente para mejorar la relación con sus subordinados, como tomar en cuenta el trabajo en grupo y no sólo en individual. Otro factor que es importante para mejorar las relaciones es la brillantez emocional que “consiste en la capacidad para conocer y manejar las emociones de otros.”
En conclusión, la inteligencia emocional es un conjunto de destrezas, actitudes, habilidades y competencias que determinan la conducta de un individuo, y que pueden definirse según Goleman, como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones. En las aplicaciones de la inteligencia emocional, a través de investigaciones se han deducido que hay grandes diferencias emocionales, como se puede citar que las mujeres experimentan emociones con mayor intensidad que los hombres.
